Zona zombie te lanza a una casa chirriante donde los muertos vivientes se arrastran desde cada puerta. Día tras día sus números aumentan; ahora están dentro, rascando las paredes, inundando los pasillos. Habitaciones estrechas. Luces parpadeantes. Cada esquina es un riesgo. Créeme, he visto partidas pasar de tranquilas a catastróficas en segundos. No eres un héroe, solo estás atrapado y respirando. Saquea lo que puedas, bloquea una puerta con un estante, luego ábrete camino a través de la podredumbre para encontrar la salida antes de que la casa te devore vivo. Los tiros a la cabeza son más efectivos, pero el ruido atrae a más; elige cuándo correr y cuándo plantar cara. Las municiones se acaban rápido y el pánico llega aún más rápido. El mapa cambia a medida que avanzas, desde polvorientos dormitorios hasta un sótano que no debería estar ahí, y cada ola despejada te da un respiro de silencio. Los zombis se vuelven más feroces, más inteligentes -más o menos-, más densos a cada minuto; lo sientes en la forma en que las tablas del suelo tiemblan. Una regla: sobrevive, luego sobrevive de nuevo. No te demores. Dale a Jugar y escapa de la casa antes de que la horda te convierta en parte del mobiliario.