Voltea la poción pone el ambiente: laboratorio iluminado por la luna, caldero burbujeante, calabazas nerviosas. Tu objetivo es simple: voltear cada poción al caldero para pasar de nivel. Suena fácil. No lo es. La física es dinámica y precisa; el ritmo, el ángulo y el toque correcto deciden si tu poción vuela o se rompe. Cada nuevo nivel estrecha el espacio y complica el diseño, convirtiendo saltitos en lanzamientos de infarto. Las pociones se ven diferentes, cada una con su propio peso y balanceo. A medida que avanzas, desbloqueas nuevas pócimas y el toque de Halloween solo se hace más fuerte. Un borde cortado hace que se te hunda el corazón; un aterrizaje limpio se gana un cálido burbujeo del caldero. No se necesita descarga, solo habilidad y un poco de superstición para tener suerte. Docenas de niveles pequeños esperan tus rachas perfectas, desde sorbos casuales hasta sesiones maratónicas. Feliz Halloween, mago. Comienza a voltear ya.